Aunque no lo parezca, la temperatura en la que servimos el vino es fundamental para disfrutar de su sabor y su aroma. Aunque la temperatura puede ser algo subjetivo, cada vino requiere una temperatura diferente porque ayuda a potenciar los sabores y los aromas del vino.
-
Vinos tintos: En este caso, debemos diferenciar entre los más jóvenes y los de crianza. Para los primeros, la temperatura ideal se encuentra alrededor de los 9 grados; en cambio, para los de crianza, recomendamos unos 15 grados.
-
Vinos blancos: En el caso de los vinos blancos más jóvenes, deben servirse alrededor de los 10 grados, y los más dulces requieren una temperatura un poco más baja, 8 grados.
-
Vinos rosados: Estos vinos son más sabrosos y expresivos si se degustan bien fresquitos. Por eso, la temperatura ideal se encuentra entre los 9 y los 12 grados.
Y hasta aquí esta pequeña guía sobre los vinos y la mejor temperatura para servirlos. Os invitamos a probar estas recomendaciones para saborear todas las notas del vino, y si hasta ahora no los consumíais a esta temperatura, podréis experimentar la diferencia. Nosotros, como siempre, en nuestra bodega, estaremos encantados de asesoraros en esta y otras cuestiones.